mayo 24, 2007

Cántame al oído...


¡Qué lindo es que le canten a una al oído!

Pero hay que tener cuidado.

No siempre los bellos y cursis detalles de las canciones dedicadas a la niña amada, los lindos y poéticos mensajes electrónicos que llegan acompañados de bellas figuritas con movimiento, enviados por la "mascota" en turno, y que te hacen sentir en las nubes, son la neta del planeta.

Algunos rompecorazones hacen gala de sus tan efectivas tácticas para conquistar a cuanta niña se les atraviesa en el camino, como es el caso de mi querida Adelaida.

Cierto individuo le cantaba canciones románticas, la llevaba a la mismísima luna con los miles de mensajes aduladores que le enviaba, las tiernas llamadas telefónicas, los continuos recados en el celular.

Adelaida que se sintió como la princesa del cuento y que llegó a pensar que esa relación tenía un grado más que amistad. ¡Plug! Que dijo su mamá que siempre Noooo.

Por eso mi querida Adelaida hay que tener en cuenta unos pequeños detalles.

A los hombres hay que disfrutarlos, no hay que sufrirlos. A los hombres hay que dejarlos que hablen, que canten, que hagan, que vayan, que venga... Pero no hay que creerles todo.

Para no llegar a la filosofía de: "Odio a los hombres, amo a mi perro", no permitamos que esos detalles nos lleven más allá de lo que son.

1 comentario:

Nadia Sanders dijo...

Mi querida perfecta cabrona. Creo que todo eso de que te cantan al oido son formulas que algunos hombres aprenden como métodos para captar la atención de una mujer. No es que no haya que creerlos. Claro que hay que creerlos. Si por algo está el tipo invirtiéndole tiempo y talento al tema. Cuando un hobre te dice que eres extraordinaria, pues no debe sorprenderte. Eso ya lo sabes, digo. Hay que preguntarle algo que una no sepa, por ejemplo no? Entonces, nomás hay que saber distinguir si ese tiempo y talento ensayado merece o no ser correspondido... un abrazo, querida perfecta cabrona