mayo 30, 2007

¡Mi huipil nuevo!

Qué noche tan más placentera hemos pasado tres Perfectas Cabronas en el Bar Arlequín, un lugarcito francés ubicado en la calle de Río Pánuco.

Compartimos el pan y el vino La Griega Gringa, La Brujita Rojita y Adelaida (¿la recuerdan?, a la que le gusta que le canten al oido), degustamos una deliciosa tarta de jitomate con queso de cabra al horno, una cazuela de zetas y salmón marinado, claro, no podía faltar un rico vino blanco frutado, delicioso.

La charla era amena, pasamos de los logros profesionales de La Griega Gringa en Estados Unidos y sus ajetreados viajes a México, seguimos con los relatos de La Brujita Rojita y su vida en pareja, para terminar con el relato del viaje de Adelaida a Oaxaca en compañía de su mascota.

Llegado el turno de Adelaida para contarnos de su corto pero enriquecedor viaje a esa entidad maravillosa de nuestro México, Oaxaca, tuvo a bien en dividirlo en dos etapas: antes del atentado y después del atentado.

Sí, nosotras también nos asombramos al escuchar tan peculiar clasificación.

Comenzó Adelaida narrando sus recorridos por las zonas arqueológicas de Mitla y Monte Albán, siguió con las visitas a las famosas iglesias de Santo Domingo de Guzmán y La Soledad, para continuar con la deliciosa comida en el restaurante La Casa de la Abuela.

Ataviada con su huipil nuevo, comprado en el zócalo de Oaxaca a las indígenas artesanas, blanco con bordados hermosos, ella que es de tez apiñonada, ojos negros, alta, bella, se sentía aún más linda con su vestimenta típica de la región.

El lugar estaba al tope, mientras degustaban las pruebas de los diferentes moles que ahí se preparan, un invitado inesperado apareció en la escena, un molesto sancudo.

Adelaida, con el cuchillo en mano y un trozo de tortilla con mole, esperó para ver cómo su querida mascota trataba de ahuyentar al mosco de su mesa, aunque a decir verdad era más fácil que lo matara para no tener que estar espantando al insecto.

La querida mascota de Adelaida no se vio muy eficiente en el arte de espantar insectos y con la servilleta comenzó a espantar al mosco, cuando de pronto, zás, la servilleta golpea el cuchillo que tenia mi querida Adelaida en mano y botó en su pecho y en su huipil nuevo, dejando grandes manchas de mole en su hermoso atuendo.

Con las miradas encima, Adelaida trató de limpiar un poco las manchas mientras miraba a su mascota como si quisiera fusilarlo, ante tal accidente la mascota no supo cómo reaccionar ante tal acontecimiento y sólo atinó a decir como en defensa propia: "no te preocupes, nadie se dio cuenta"...

Así es que mi querida Adelaida no tuvo más que soltar la carcajada y salir huyendo de las miradas hacia el tocador de damas y tratar de quitarse la evidencia del atentado.

mayo 29, 2007

Las velas encendidas no hacen daño...

Sábado por la mañana, almuerzo con las Perfectas Cabronas. Lugar, Los Tamales en Álvaro Obregón. Hora, 10 de la mañana.

Cómo disfruto los encuentros con mis queridas amiguis: Morgana, La Costeñita y Adelaida (sí, a la que le gusta que le canten al oído).

Ese sábado no fue la excepción. La plática cambió de un tema a otro. Entre las virtudes de una por cuidar a la abuela; las historias de niña de otra en su natal Acapulco; la valentía de otra por su independencia y el tema que se llevó la mañana: Adelaida y su dilema por el novio.

En esta ocasión nuestra querida Adelaida nos platicaba de la desesperanza que pasó durante la semana por culpa de la mascota en turno.

El chico en cuestión es buen mozo, atractivo, caballeroso, educado, culto, etcétera, etcétera, etcétera, pero, siempre hay un pero, es igual a todas las mascotas existentes.

Mi querida Adelaida salió en varias ocasiones con él, la última vez la mascota prometió llamarle. Pasaron los días, mi querida amiga se vestía como una reina todos los días, por si le llamaba. Se arreglaba como una muñequita de aparador, por si lo veía. Se perfumaba hasta los rincones brujos por si se ofrecía. Se posaba frente al teléfono por si llamaba. Ponía el vibrador al celular para que la llamada se tornara más interesante. Se aguantaba las ganas de ir al baño por si llamaba no la agarrara haciendo fuerza.

En fin, se la pasó en la espera de la llamada o el mensaje que nunca llegó. Pero mi querida Adelaida tomó fuerzas de sus adentros y le hizo una llamada, la cual la mascota ingrata nunca contestó. Ella, con lo comprensiva que es, le mandó un mensaje considerando que ese seguro que lo vería y lo contestaría. Nunca respondió.

A todo esto mi querida Adelaida enfurecida (la palabra correcta sería encabronada) recitó todas las groserías conocidas y hasta las inexistentes y juró que si la mascota llamaba le diría hasta la despedida: “Nunca más me busques, eres un verdadero idiota y me has perdido. Vete lejos de mí, a un baile a Chihuahua o si puedes más lejos.”

Pero cuando llegó la llamada y la mascota le argumentó un cuento chino como que el celular se le olvidó en casa de su abuelita, se pasó la semana estudiando porque tendría un examen dificilísimo, se quedó sin crédito, estuvo trabajando hasta altas horas de la noche sin comer ni dormir, etcétera. Mi querida Adelaida sin siquiera emitir una sola de las palabras antes planeadas aceptó la disculpa y por consiguiente la invitación a salir.

Al escuchar semejante confesión, mi estatus de Perfecta Cabrona no pudo soportarlo y me atreví a darle un recital como consejo.

Mi querida Adelaida, es bien sabido que por azares del destino las mujeres siempre terminamos enamorándonos de un perfect0 imbecil que nos hace ese tipo de cosas constantemente, es más, podría jurar que esos relatos los podemos contar una y otra vez con cada una de las mascotas en turno.

Pero hay algo que bien podría funcionar ante estas situaciones. Tener una velita de repuesto. Es cierto que las mascotas siempre actúan igual, pero el hecho de salir a divertirte con alguien más, hacer una cita con tus amigas para irte de farra, reunirte con tus ex compañeros y ex compañeras de la escuela, salir con algún pretendiente, divertitrte pero siempre cuidándote, te ayudará a aminorar la espera a que la mascota se digne a llamar.

Recuerda mi querida Adelaida, hay que tener varias velitas encendidas por si una se apaga... no te quedes a oscuras.

El llanto...

La luz de la luna que entraba por la venta iluminaba la silueta del cuerpo inherte en forma de halo, la mirada perdida y el semblante grisaseo, el silencio pesaba en el cuarto oscuro haciendo la escena más deprimente que he visto.

Dentro, en su mente, Adelaida imaginaba los momentos románticos y felices al lado de su ex mascota, sí, aquél que le cantaba al oído y después decía que siempre no.

-Adelaida, Adelaida-, le llamaba en tono suave para no retirarla bruscamente de su letargo.
No tuve respuesta.

Me acerqué con los movimientos más finos, fijé mi mirada en sus ojos, aquellos bellos ojos negros que iluminaba el rayo de luna que entraba por la ventana.

-Adelaida-, mencioné nuevamente.
Fue inutil.

Sumergida en el recuerdo las lágrimas rodaban por su sien.

Preocupada, toqué su frente y tomé su mano con mucha suavidad, mencionando su nombre nuevamente.

Un pequeño movimiento en sus ojos me indicó que regresaba de tan profundo recuerdo.

Soltó en llanto haciendome erizar la piel.

Nos fundimos en un abrazo y la dejé que se desahogara hasta que se cansara de llorar.

Una vez que pudo hilar una palabra, le pregunté el por qué de sus llanto.

Adelaida sólo puedo decir: “Si me ves que a solas voy llorando es que estoy de pronto recordando a un amor que no consigo olvidar.”

Al verla en tan singular estado de depresión contuve las ganas de darle un sape y mejor la abracé y la dejé desahogarse.

Bien dice la canción: “Déjame si estoy llorando, es que sigo procurando en cada lagrima darme paz, desechándola se llena el alma, si ha sufrido perdiendo la calma y yo quiero olvidar que su amor ya se fue”.

Sólo una observación mis Perfectas Cabronas, ninguna mascota por más linda que haya sido merece una sola de nuestras lágrimas, ¡Ni una sola!

Mi nalga era virgen!!!

Lo sucedido hace algunos días a mi querida Adelaida, afirmativo, a la que le gusta que le canten al oído, es de indignación.

Un buen día iba camino a su trabajo, que dicho sea de paso, es una de las actividades que más le apasionan, eran las nueve de la mañana en pleno Metro Pino Suárez.

No será difícil imaginar cómo se encuentra nuestro eficiente sistema de transporte a esa hora del día, sí, apretujada y soportando el olor a "pasuco" (patas, sudor y cola) de la muchedumbre ahí congregada.

Luchando contra toda situación incómoda mi buena amiga Adelaida se cuidaba sus partes nobles para evitar algún percance con los miles de abusivos que pululan por nuestro México Lindo y Querido.

Librada la batalla llega a su destino, estación Hidalgo, se dispone a bajar del vagón como toda una triunfadora, intacta de todo malintencionado que se pudiera cruzar por su camino.

Se abren las puertas y junto con la multitud atraviesa la puerta del gusano anaranjado, no sin antes sentir en su nalga una mano que probablemente le tocó hasta las anginas.

Como toda Perfecta Cabrona se volteó a recordarle el 10 de mayo al abusivo que se atrevió a causarle tal indignación, sin lograr ponerle una mano encima ya que el tiempo de cerrar las puertas llegó y se quedó con la estampa del individuo grabada en la mente.

Pasaron algunos días y Adelaida buscaba en cada una de las caras masculinas que se le cruzaban en el camino al individuo que logró agarrarle la nalga. Argumentaba mi querida ingenua amiga, que lo encontraría para darle su merecido.

"Lo he de encontrar al abusivo y le daré lo que le corresponde", me decía encolerizada Adelaida. Rematando con su frase que me hizo soltar la carcajada:
"¡Porque mi nalga era virgen!"

mayo 26, 2007

Antes muerta que sencilla...

Nunca debemos perder el estilo por ningún motivo, así te estés muriendo por ir a plantarle un beso al chico que siempre te ha gustado. Le comentaba a mi querida Adelaida, sí, a la que le gusta que le canten al oído.

Esto a razón de la historia comentada sobre nuestra conocida Carmen, una niña poco agraciada físicamente pero con ganas de superación.

Carmen es de las niñas que se esfuerzan demasiado para sobresalir en sus labores profesionesl, no lo hace del todo mal, pero le cuesta mucho trabajo. Pues lo mismo le pasa en el ámbito sentimental.

Nuestra entusiasta Carmen está perdidamente enamorada de Mario, un guapo chico que labora en la misma empresa que ella, pero hay un pequeño detalle que se interpone entre ellos... Mario es homosexual.

A ella no le importa eso, siempre está buscando la manera de estar cerca de él, de hacerle una caricia, de darle un beso, etcétera, etcétera, etcétera, aunque Mario le demuestre a cada momento que no tiene el más mínimo interés en ella.

Lo más importante aquí es que Carmen está haciendo cosas que la hacen dejar de lado su dignidad, el respeto a sí misma. Eso no es bueno ni para ella ni en el último de los casos para Mario, que siempre ha sido muy sincero con ella.

Adelaida me pregunta: ¿Hasta dónde es válido luchar por conquistar a un hombre?

Pregunta un tanto difícil de contestar. Pero yo le digo a mi querida Adelaida, nunca uno debe perder el estilo, pero sobre todo la dignidad, por muy enamorada que estés. Si tú no te valoras a ti misma, nadie lo hará.

La Perfecta Cabrona siempre tiene una lista de tácticas para poder conquistar al hombre que le gusta, sin llegar a perder la dignidad, sin caer en el estatus de rogona, de buscona, de fácil. Vaya, sin realizar cosas que en determinado momento nos puedan dejar mal paradas.

Y esto se lo dedico al buen Isaac, de los mejores amigos de Mario, que a decir verdad, mis amigos hombres gays, que tengo el honor de conocer, son más hombres en todos los sentidos que muchos otros que se jactan de serlo y mucho más mujeres que muchas que yo conozco.

Regresando a Isaac, les transmito a todas mis amigas Perfectas Cabronas un dicho que él siempre ha profesado con toda la convicción de su ser femenino: "Antes muerta que sencilla"...

mayo 25, 2007

Amigos, simplemente amigos...

¿Qué tan "bueno" o "malo" es que yo tenga un "amigo" con el que si deseo pasar un rato agradable lo llamo y listo? Me preguntó mi querida Adelaida, sí, la que mandó a volar a la mascota que le cantaba bonito al oído.

Como Perfecta Cabrona le recomendé a mi querida Adelaida tener bien firme su desición de tener un amigo frecuente con quien pueda pasar ratos agradables.

Sí, ¿por qué hay que tener bien firme esa decisión? Fácil. La mayoría de las mujeres tenemos un corazón de pollo que a la primer mascota que nos trata bien y nos hace cariñitos ricos ya sentimos que la amamos. En estas circunstancias no es muy recomendable tener un "amigo frecuente".

Pero como mi buena amiga Adelaida tiene un carácter que la hace Perfecta Cabrona, no dudé en expresar mi opinión al respecto, claro, basada en mi experiencia en esa situación.

Es de las mejores situaciones en las que puede encontrarse una pareja de "amigos". Sí, claro, sin más compromisos que el disfrutar el tiempo que se pasa juntos.

Yo como Perfecta Cabrona te digo que es más que perfecto poder disfrutar a un "amigo" viendo una película en el cine, pasear en algún pueblo cercano, ver tele tirados en la cama o el sofá, escuchar música, salir a tomar una copa, etcétera, etcétera, etcétera, sin tener ningún tipo de estereotipos que te dé algún título sentimental que lo único que hace es limitar tu libertad.

Por supuesto, limitar tu libertad, porque los seres humanos con frecuencia nos creemos dueños de la vida de nuestras parejas.

En cambio, un "amigo frecuente" a veces resulta ser más leal, sincero, directo, expontáneo, que un novio. Escribí novio y me dio urticaria.

En mi vida he tenido un "amigo frecuente" y les puedo decir que me conoce más que cualquiera de los que han sido mis novios.

Hemos reído, llorado, gozado, amado, viajado, y todo lo que termine en "ado", juntos y no hay ni habrá, "mascotas" en turno que puedan romper con esa verdadera amistad que hay entre nosotros.

Por eso mi querida Adelaida, usted quítese de la cabeza si es bueno o malo y disfrute del "amigo frecuente" que tenga en puerta, claro, siempre teniendo en cuenta que hay que tener protección de todo tipo.

Pero no olvide una cosa... "Amigos, simplemente amigos"...

Cabrona, pero definida

Eso de que no puedes decir que algo no te gusta si no lo has probado, a mi nada más no me va.

No hace mucho conocí a un empresario joven, guapo, culto, agradable, caballeroso, en pocas palabras, el príncipe azul que la mayoría de las mujeres buscan.

Dedicada en aquel tiempo a organizar eventos de publicidad para una agencia automotriz en México, nos encontramos en uno de tantos.

Mario, de ascendencia francesa, se dispuso a conocerme en el transcurso de nuestro evento.

El trato laboral se extendió por varios meses, se convirtió en uno de nuestros proveedores potenciales, comenzó una bonita amistad, nos contamos algunos pasajes de nuestras vidas y comenzamos a salir con frecuencia.

La convivencia se fue convirtiendo en una relación con más peso, no éramos novios, pero había besitos y caricias. Un día me invitó a su departamento a comer, escuchar música y pasar un rato agradable. La invitación fue aceptada y pactamos la hora de la cita.

Llegó el sábado a las 16:00 horas, el timbre de su departamento sonaba, se abrió la puerta. Una chica muy guapa en ropa interior muy especial (corset de piel negro, con liguero y medias del mismo color) apareció del otro lado y me invitó a pasar.

Yo muy sorprendida pregunté por Mario, al tiempo que él se asomó, me tomó de la mano y me adentró al lugar. Después de las presentaciones pregunté con especial curiosidad, quién era la chica.

La respuesta la dió ella, Valeria: "Soy la novia de Mario".

En ese momento pensé en salir corriendo, pero mi temple de Perfecta Cabrona lo impidió.

Con toda serenidad cuestioné si no interrumpía algo importante y sugerí retirarme del lugar.

Mario se levantó de inmediato y me dijo que no había ningún problema, que Valeria estaba completamente enterada de nuestra amistad, de hecho, ella sugirió el encuentro.

Conforme pasaron los minutos la charla comenzó a tomar forma, Valeria dejó mostrar cada vez más sus tendencias. Es la novia de mi amigo, pero a su vez ella tiene novia. ¡Ah caray!

Sin más cuestionamientos me dí cuenta de lo que planeaban. Un encuentro de tres!!!!!!!!!!!!!!!!

Valeria intentó persuadirme de entrar en el juego, haciendo alusión a los motivos que la llevan a tener esas tendencias. Bien claro me quedó que a Mario le encanta que su novia sea lesbiana y hasta le consigue las novias, por supuesto, también deben gustarle a él.

Sin tener que soportar más los argumentos y acosos de los dos para formar parte del trío amoroso, les informé firmemente que no había experimentado nunca una relación lésbica y que no tenía ni la más mínima curiosidad por llevarla acabo.

Tomé mi bolso y me dirigí a la puerta. Mario, con la caballerosidad que lo distingue, me acompañó.

Una vez fuera de su departamento le dije una cosa: "Estarás bien seguro que soy una total y Perfecta Cabrona, pero yo te confirmo que, a parte de Perfecta Cabrona, soy completamente definida. Me gustan los hombres."

mayo 24, 2007

Porque vale la pena!!!

Valió la pena lo que era necesario para estar contigo amor
Tú eres una bendición
Las horas y la vida de tu lado nena
Están para vivirlas pero a tu manera
Enhorabuena, porque valió la pena...


¿Se acuerdan de Adelaida? Sí, a quien le gusta que le canten al oído.

Resulta que la "mascota" que hace algunas semanas le cantó las golondrinas por fin le levantó el castigo y regresó a cantarle nuevamente al oído.

Mi querida Adelaida que con un simple "hola" sintió que nuevamente se encontraba en el mismísimo cielo, ayudada de su angelical "mascota", titubeó en qué hacer ante tan conmovedora situación.

Los reincidentes piropos, las empalagosas metáforas, las dulces canciones de amor y los insistentes halagos hacia mi querida amiga comenzaban a surtir efecto, al grado de estar a punto de aceptar la invitación para irse de "pachanga".

La intensa narración, digna de cualquier capítulo entre Mía Colucci y Miguel de Rebelde, comenzaron a inquietarme un poco, ya que si en algo coincidimos mi querida "domadora de mascotas" y yo es en tratar a los susodichos como se debe.

Sin embargo, el final de tan apasionada escena me dejó más que satisfecha: Una vez que la "mascota" dejó de emitir frases de conquista, la abusada Adelaida le preguntó a su Don Juan si ya le había levantado el castigo.

De inmediato, el iluso contestó en un tono de castigador irresistible: "Sí, claro que te he levantado el castigo, entonces qué dices, ¿nos vamos de 'pachanga'?"

Me hubiera gustado verle la cara a tan singular "mascota" al escuchar la respuesta de una Adelaida llena de seguridad y de orgullo propio al contestar: "No gracias, no tengo tiempo, mi perro necesita que lo saque a pasear."

Dicen que el hombre es el único animal que se tropieza con la misma piedra dos veces. Es cierto, las mujeres tenemos más cuidado en esos menesteres.

Y qué pena que la "mascota" se dio cuenta demasiado tarde que Adelaida, y por mucho, Vale la pena...

Cántame al oído...


¡Qué lindo es que le canten a una al oído!

Pero hay que tener cuidado.

No siempre los bellos y cursis detalles de las canciones dedicadas a la niña amada, los lindos y poéticos mensajes electrónicos que llegan acompañados de bellas figuritas con movimiento, enviados por la "mascota" en turno, y que te hacen sentir en las nubes, son la neta del planeta.

Algunos rompecorazones hacen gala de sus tan efectivas tácticas para conquistar a cuanta niña se les atraviesa en el camino, como es el caso de mi querida Adelaida.

Cierto individuo le cantaba canciones románticas, la llevaba a la mismísima luna con los miles de mensajes aduladores que le enviaba, las tiernas llamadas telefónicas, los continuos recados en el celular.

Adelaida que se sintió como la princesa del cuento y que llegó a pensar que esa relación tenía un grado más que amistad. ¡Plug! Que dijo su mamá que siempre Noooo.

Por eso mi querida Adelaida hay que tener en cuenta unos pequeños detalles.

A los hombres hay que disfrutarlos, no hay que sufrirlos. A los hombres hay que dejarlos que hablen, que canten, que hagan, que vayan, que venga... Pero no hay que creerles todo.

Para no llegar a la filosofía de: "Odio a los hombres, amo a mi perro", no permitamos que esos detalles nos lleven más allá de lo que son.