octubre 30, 2007

“El tamaño sí importa”

Conviviendo en un bar en el Centro Histórico de nuestra hermosa Ciudad de México, nos encontrábamos cuatro Perfectas Cabronas hablando de nuestro tema favorito: lo hombres.

Lilí, que es una zacatecana muy dulce, decía que el tamaño del pene no importaba, que ella sí estaba con el dicho que reza: No importa el juguete sino el juego.

De inmediato, nuestra querida Mabi objetó que el tamaño sí importaba: “Claro que importa, de lo contrario mi mejor amante sería mi mano”.

En la conversación comentamos los resultados de una encuesta realizada por una página de internet española, donde hace referencia a lo hábitos sexuales de las personas.

Los resultados de la encuesta dictaminan que el tamaño no es tan importante como la destreza (61.37%), aunque algunos creen que lo determinante es el grosor (11.37%).

A través de diversas investigaciones, puede decirse que el tamaño medio o normal del pene, en estado de erección, es de unos 15 centímetros de largo, mientras el grosor oscila entre 9-11 centímetros. Esta medida viene a ser, como decimos, la media o normal en términos estadísticos.

En dicha encuesta el modo de tomar las medidas en cuanto se refiere a la longitud fue siempre partiendo del comienzo o nacimiento del pene, junto al hueso del pubis, hasta la extremidad última o final del glande.

En cuanto al grosor o circunferencia, las medidas las tomaron a dos centímetros y medio del glande, es decir, lo que puede ser considerado como el cuerpo del pene.

Si bien el tamaño no es lo que brinda completamente el placer en el coito, en lo personal pienso que sí es un aliciente más para excitarse y disfrutar al máximo de la relación.

Aunque si nos vamos a cuestiones más científicas la revista Muy Interesante publicó una artículo comparando el tamaño del pene de varios primates y aquí un fragmento:

…Si lo comparamos con el de otros primates, el miembro viril del hombre posee una corona del glande –el engrosamiento que se aprecia en la base de éste– más pronunciada que la que poseen otros primates. Algunos antropólogos sostienen que se trata de una adquisición evolutiva para extraer de la vagina de su compañera los restos seminales de un posible rival. Los machos de muchas especies animales poseen barbas, ganchos, peines y otros ingenios que retiran el semen de un competidor para depositar luego el suyo y asegurarse así que será el padre de la prole. Esta estrategia reproductora se conoce como competición espermática.

Para comprobar si el pene del hombre opera de la misma forma, los psicólogos Gordon G. Gallup y Rebecca L. Burch, de la universidad Estatal de Nueva York en Albany y Oswedo, respectivamente, han simulado el acto sexual con falos, vaginas y semen artificiales. Resultado: la corona del glande con la colaboración del frenillo retiran el semen artificial previamente depositado en la vagina de goma.

Además, Gallup y Burch han constatado que la eficacia de barrido es mayor cuanto más hondo penetra el pene en la vagina durante el coito. Este detalle habría supuesto una ventaja para los poseedores de penes más largos, ya que por un lado pueden depositar el semen en las zonas más inaccesibles de la vagina, cerca del orificio cervical, y por otro limpiar un mayor tramo vaginal de espermatozoides competidores.

Les digo que el tamaño sí importa, por lo menos creo que les importa más a los hombres por cuestiones obvias, y aunque diría mi abuelita: “No importa lo largo ni lo grueso, sino lo que dure tieso”, yo sigo en la firme convicción de que: EL TAMAÑO SÍ IMPORTA.

octubre 12, 2007

“Cada hombre tiene la mujer que se merece”… ¡Algunos tienen suerte!

Reza el adagio que al lado de todo gran hombre hay una gran mujer. Creo que muchos hombres no se la merecen.

Mi querida Adelaida (sí, a la que le gusta que le canten al oído) me confesaba que está muy triste porque su mascota en turno había dejado de mostrar interés en ella.

Me relataba con melancolía lo mucho que extrañaba esas tardes que pasaban juntos; los detalles, mimos, caricias, atenciones que eran muy frecuentes hacia su persona por parte de la mascota.

Hacía alusión a la indiferencia que en semanas recientes mostraba su amado cancelando de último minuto las citas pactadas sin argumento de peso, cuando ella había dejado cosas de lado por estar con él; la molestia generada por preguntas de Adelaida a las acciones realizadas por el individuo; a la manera de cambiar las situaciones haciendo quedar a Adelaida como la causante del conflicto.

Pero lo que me indignó fue el relato de que Adelaida estaba pasando por unos días críticos: problemas de salud, familiares, económicos (al perro más flaco se le cargan las pulgas) y estaba sin recibir una sola llamada de la inmunda mascota para saber si ella necesitaba algo o se encontraba bien.

Habían pasado dos semanas y ella estaba sola en su problema, cuando siempre se la pasaba preocupada y tratando de resolver situaciones que el comodino de su mascota le pedía. No le bastaba esto, el susodicho le llamó para solicitarle una vez más su ayuda; Adelaida, toda amorosa, le comentaba que no podía ayudarlo ya que seguía sin resolver sus asuntos, y el muy cretino, lejos de brindarle apoyo, le reclamaba a Adelaida el que ya lo estaba dejando de querer y que era ese el motivo por el cual ya no le ayudaba y había dejado de verlo.

Si seremos mensas las mujeres… Pero mi instinto de Perfecta Cabrona salió a flote y le recomendé a Adelaida alejarse lo antes posible de esa rata inmunda, perdón, inmunda mascota, ya que ahí se notaba que no la quería ni tantito, y no es que yo quisiera que el tipo le diera dinero ni le resolviera el problema, pero creo que por lo menos debió haberse interesado en la situación que su novia estaba atravesando.

Una vez más le dije a Adelaida que por más enamoradas que estemos de un hombre, ante todo debemos de mantener nuestra dignidad y debemos aprender a valorarnos a nosotras mismas. Es bien claro que el individuo no la valora ni tantito, sólo la quiere para resolver sus necesidades, tanto físicas como económicas.

Y el problema no es cuestión financiera, sino simple solidaridad con tu pareja. En mi caso, si fuera un hombre que me amara y me tratara como lo que soy, una reina, yo lo mantenía sin problema.

Adelaida, dicen que: “Cada hombre tiene la mujer que se merece”. Tú eres una gran mujer, piensa: ¿Te merece?

Nota: Morgana, desde aquí te mando un fuerte abrazo y sabes que estoy contigo. Gracias por todo.